Dos lenguajes

Dr. J.M. Sunyer

 

El tema era algo árido, posiblemente. Y como me decía uno de Uds., «mucho psicoanálisis, mucho psicoanálisis».

 

Es posible. Consciente de lo complejo de mi solicitud (este es el mensaje manifiesto, encuentren el latente), me puse a trabajar con Uds. Con su ayuda fuimos desgranando la mazorca que en forma de cuento habían escrito los hermanos Grimm.

 

Lo pudimos hacer por pasos. Y utilizamos material diverso, aunque me limité para que no fuese una especie de derroche de elementos.

 

Un padre y una madre, un «mozo». Una sopera y algo dentro de ella, con propiedades mágicas…

 

Fuimos desgranando elementos simbólicos, primero, que articulaban la historia de la emancipación del hijo en busca de una mujer con la que se casará. Y que articula —explica— el crecimiento madurativo del ser humano y su separación de los padres. De los reales y de los psicológicos. De cómo es bueno hacer caso de los elementos instintivos — «animales» dice el cuento—. Y ello se articula bien, creo, con las teorías del desarrollo instintivo.

 

Vimos cómo a través de cualquier relato aparecen otros elementos más allá de los oficiales. Y es que en toda comunicación (de la misma forma que en toda organización) aparecen siempre los dos niveles: el manifiesto y el latente.

 

Esto mismo aparece en los ejemplos que les puse en el texto. Ir aprendiendo a leer lo que hay tras cada texto, cada dibujo, cada narración, nos permite ver más cosas, entender qué elementos están tras lo que el paciente o la institución nos dice. Pero esto sucede en todas partes.

 

Fíjense en el ejemplo que les voy a poner.

 

Tuve una historia con M. Fue una historia apasionante que me despertó sensaciones y placeres que ya casi no recordaba. La relación con mi mujer era muy pobre. Con M. me lo he pasado muy bien…
… ahora, con mi mujer estoy mejor.

 

Hemos empezado a hablar. Y pensaba en la distribución de las habitaciones de mi casa. Desde un buen inicio, decidimos instalarnos en una habitación secundaria, oscura y pequeña, y dejar a mis hijos las habitaciones principales, que miran al mar y tienen una excelente terraza. También tienen el cuarto de baño más grande… Y en nuestra habitación la cama la teníamos puesta tocando la pared, arrinconada. De forma que ella antes dormía de cara la pared. Y ahora que he vuelto a mi casa, soy yo el que duerme de cara a la pared. Dice que ella se ha acostumbrado a dormir en ese sitio.

 

Ahora estoy comenzando a considerar un cambio. Desde mi experiencia con M, estoy pensando en poner la cama en medio de la habitación. Y cambiar la distribución de las habitaciones. Quizás debamos instalarnos en las habitaciones principales.

 

¿Qué ven en él? ¿De qué estamos hablando? Evidentemente hay un mensaje manifiesto, cambios de habitación de ubicación de la cama matrimonial… Pero hay otro mensaje, ¿no?

 

Creo muy importante poder pensar en la complejidad de las comunicaciones y en especial en estos dos niveles. Que por otro lado son los más evidentes y fáciles de acceder. Y es significativo ver cómo cada persona vamos explicando las cosas que nos pasan, y ver cómo estas cosas que se cuentan tienen una estructura latente, una estructura que cuadra perfectamente con elementos conocidos por nosotros y que podemos ir identificando según nuestra cultura, nuestras tradiciones y nuestras percepciones. Entrar en este mundo no es más que reencontrarnos con lo que las personas entendemos realmente de las cosas.

 

¿Acaso no protestamos, no nos desesperamos cuando vemos las actuaciones del gobierno frente a la crisis del Prestige? Y el enfado es, sobre todo, porque el gobierno decía unas cosas y actuaba de otra manera. No había consistencia entre lo que oficialmente decía y lo que veíamos los demás. Percibíamos cosas que el lenguaje oficial no revelaba. Eso genera enfado, desconcierto. Dos lenguajes que, en este caso, iban por caminos divergentes. El elemento manifiesto y latente también se percibe, y muy claramente, en las manifestaciones y comportamientos de las organizaciones y grupos.

 

El lenguaje oficial no coincide con el de «radio macuto» ¿A cuál hacen más caso Uds.?

 

En mi caso presto mucha atención a esa radio. Nos da información complementaria. Que puede o no coincidir con la oficial. Y si no coincide, el enfado se nos hace presente. Enfado por la confusión que genera. Confusión que proviene de percibir que no se nos considera «adultos» como para asumir las cosas que suceden.

 

Y todo esto, ¿tendrá que ver con nuestra propia dinámica? ¿Qué elementos de radio macuto se nos pueden estar escapando que no permite entender lo que sucede en ocasiones? ¿Qué debe haber en esa dificultad que en ocasiones se pone de manifiesto y que parece indicar que la persona activa queda en la figura de unos pocos? ¿Qué se debe ocultar, rivalidad, envidia? La envidia suele ser paralizante. Forma parte de esas emociones humanas que son dañinas porque dañan a quien lo sufre y a quien lo padece. Y de esto parece que también deberemos poder aprender.

 

Un saludo.

 

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