VÉRTIGO

Como he señalado en otro lugar, este número coincide con un hecho especial; al menos para mí: estamos en Internet. Es decir, al tiempo que se edita en soporte papel, también aparece en un Portal que he tenido la ocasión de registrar a mi nombre: Grupoanalisis.com

 

Todo esto es absolutamente nuevo para mí. Decía en este otro lugar, en la revista que va dirigida a público menos “científico”, que en cuanto vi la posibilidad de registrar el nombre y de ubicar ahí una página, sentí vértigo. Y decía ahí que el vértigo tenía que ver, en principio con dos cosas: lo que me imaginaba en relación con el hecho de estar en la red, así expuesto a las miradas de todos; y por el hecho de sentir a uno le van cogiendo las ideas sin saber a dónde van, ni quien las coge ni que uso hará de ellas. Y en la descripción incluía ejemplos de situaciones en las que uno, fácilmente se encuentra de esta guisa: por ejemplo, cuando se acude a un hospital no sólo a trabajar sino a ser visitado.

 

Cuando me pongo a reflexionar sobre estas situaciones no puedo por menos que acordarme de los grupos grandes. Esta es una buena ocasión para comprobar, conocer y desarrollar conocimientos que nos permitan comprender lo que a una persona le sucede cuando se encuentra ante tales situaciones.

 

No me voy a extender en este tema, y menos en este breve espacio introductorio; ya habrá ocasiones para hablar de todo ello. Que es rico, sugerente, y un campo prometedor para clínicos y para el mundo de empresa y organizaciones cualesquiera; las educativas entre otras. Sin embargo, no resisto explicar un poco con relación a lo que sucede en estas situaciones.

 

Cuando en este contexto uno bucea por las diferentes aportaciones teóricas desde la perspectiva psicoanalítica partiendo de las experiencias profesionales que he tenido la ocasión de participar, podemos encontrar dos grandes grupos de teóricos que se complementan: los que provienen de la consideración del grupo como un objeto global, como es el caso de la escuela que nace a partir de Bion, y que en relación con los grupos grandes uno de los autores más relevantes es Anzieu, y otra, que derivaría de los esfuerzos de Foulkes y que a través del Grupoanálisis organiza su línea de pensamiento. Si tomamos como referencia el trabajo de Anzieu “El grupo y el inconsciente”, publicado en 1978, nos describe el “riesgo de pérdida de la identidad yoica” (1978:99), lo que conduce al sujeto, como consecuencia de este ubicarse en el grupo grande a una situación más psicotizante, “es decir, les confronte con mecanismos arcaicos en estado puro: escisión del objeto, proyección de las pulsiones destructoras, búsqueda de vínculo” y añade “el grupo amplio realiza de alguna manera una experiencia de despersonalización” (ibídem: 100). Más adelante habla de la “angustia arcaica de rotura de la personalidad – es decir, despedazamiento y devoración. (Ibídem: 100)

 

Esta sensación, pasajera no es muy diferente a la idea de vértigo que señalaba antes; pero al que cabe añadir otra idea que la complementa y que también es de este autor francés. En otro lugar señala que «el grupo es un lugar de fomentación de imágenes» (1978:131), y consecuentemente, ante la idea de estar incluido en un grupo (virtual) grande, las imágenes que se forman en mi mente, abundan en la idea de vértigo: la fantasía del grupo como una gran boca que succiona a quien se asoma a la red.

 

Tenemos pues un par de ideas que nos permiten comprender un poco más sobre la noción de vértigo ante la red. Vértigo que, como conocen bien aquellas personas que temen a las alturas o al precipicio, viene asociado con un cierto temor (deseo) de caerse por él, es decir, de ser engullido por este agujero que succiona. Se mezclan así dos sensaciones complejas, una la de ser engullido; pero también la de ser devorado y despedazado.

 

En efecto, la sensación de estar en la red genera varias fantasías: la de ser visto potencialmente por mucha gente y al tiempo, la de ser engullido por este mismo hecho. Esta sensación viene activada por las fantasías que se generan ante la idea de grupo virtual en el que soy miembro. Grupo que es fantaseado como agujero engullidor y al tiempo, por la de un grupo fantaseado como “grupo de cuervos» que, siguiendo a Anzieu, depredan a quien se expone.

 

Esta visión, que indudablemente tiene una connotación persecutoria, se articula con las que Turquet, P. (1975) expone en su trabajo sobre “Threats to identity in the large group”, y coincidentes con nuestra experiencia. En efecto, en la situación de grupo grande uno tiene la sensación de que el material que puede aportar al grupo queda diseminado entre las personas que lo componen, de suerte que uno tiene la percepción de perderse entre ellos, con lo que se pierde también la unicidad, y por lo tanto la identidad que anteriormente creía tener.

 

Como podemos ver, aparecen dos líneas convergentes y paralelas al tiempo: la de la fantasía del grupo como inmenso agujero por el que uno puede ser engullido, y la idea derivada de la relación con los objetos parciales representados por todos y cada uno de los (en el caso de la WEB) visitantes, visitantes anónimos, desconocidos, en los que quedan depositados aspectos de mí mismo, generando la sensación de fragmentación; lo que nos lleva también a la teoría del Espejo de Lacan.

 

En efecto, al incrementarse las sensaciones de pérdida de identidad, uno busca la forma de comprender por qué sucede esto. La idea de espejo, es decir, la idea de que es a través de la mirada de la madre, cómo el bebé va asumiendo la noción de unidad y entidad, se refleja en el grupo al poder unir las diversas percepciones que los demás van teniendo de uno. La fragmentación derivada de las múltiples proyecciones realizadas por los integrantes del grupo grande, queda compensada por la unicidad que derivaría de la devolución que los miembros de un grupo le dan. El problema es que en la red, dicha devolución no deja de ser parcial; si bien tiene la ventaja de que, al trabajar ante una pantalla, la sensación de temor a la desintegración disminuye.

 

Ahora el lector puede preguntarse: ¿a qué viene toda esta parrafada?. Pues a que todos estos aspectos, están presentes en el momento en que alguien entra en contacto con lugares en los que hay mucha gente y le es desconocida. Por ejemplo un hospital, un centro educativo, una oficina de la administración, etc., lugares que, por el hecho de ser punto de encuentro de muchas personas no dejan de generar, en la mayoría de ellas, sensaciones de despersonalización importantes, compensadas por mecanismos de defensa muy burdos, a veces muy desesperados y que explican muchas de las actuaciones que se ven en las relaciones de “ventanilla” con el funcionario de turno. Y sensaciones parecidas a las que tengo al colgar mi página en el sitio mencionado.

 

Espero y deseo que tal esfuerzo pueda aportar a cuantos lean estas líneas, y las que irán apareciendo, ideas que complementen el pensamiento grupal que en este espacio se pretende difundir.

 

En el presente número, el lector encontrará una reflexión a partir del trabajo del prof. J. García Badaracco, así como el comentario sobre unos pocos libros que he tenido la ocasión de leer y de disfruta.

 

Dr. Sunyer.