TODO SOBRE MI MADRE

Todo sobre mi madre.

 

Ana I. Martínez Jaime. Psicóloga, Grupoanalista y miembro de APAG.

 

La última realización del polémico director plantea el poder patogénico de los grandes secretos familiares, y la ambivalencia que los envuelve: se desean conocer y son temidos al mismo tiempo. Manuela, la protagonista, personaje magníficamente interpretado por Cecilia Roth, oculta a su hijo Esteban “todo sobre su padre”. La noche en que Esteban cumple 18 años, le solicita a su madre que le explique la verdad. “No es fácil y no estoy segura de que sea bueno para ti”, le dice la madre. “Ya sé que no es fácil, si lo fuera ya lo habrías hecho, pero necesito saberlo”. Manuela, dudosa, le promete finalmente que se lo explicará todo cuando lleguen a casa. Pero ese secreto nunca llega a desvelarse, Esteban muere atropellado esa misma noche.

 

Metafóricamente, se podría decir que Esteban muere para no conocer la historia sobre ese padre tan terrible, del que parece que su madre lo ha estado protegiendo durante toda su vida. Muere por su imprudencia en un accidente, corriendo detrás de algo que se le escapa –un autógrafo en la cinta- justo antes de recuperar “la mitad que le falta a su vida”. A menudo vemos en los pacientes la muerte psíquica, es decir la locura, el dejar de ser uno mismo, como manera de intentar evitar realidades dolorosas y traumáticas, secretos familiares innombrables pero constantemente presentes y vividos como terribles. La escisión, representada en el film de forma muy gráfica por las fotos recortadas, se vería así como un intento fallido de evitar lo temido.

La historia muestra dos madres, Manuela y Rosa (Penélope Cruz) en actitudes contrapuestas frente a una misma realidad: el padre de los hijos de ambas, personaje interpretado por Toni Cantó. Almodóvar esboza un padre dañino y patológico, sin límites, fuertemente autodestructivo, “eres como una epidemia”, le dice Manuela. Ésta, en un intento de preservarse y preservar a Esteban, intenta “borrar” al padre del chico, negarlo. Se convierte en una mujer que vive por y para su hijo. Inician así madre e hijo una relación que se dibuja como simbiótica en la película, y que se desgarra bruscamente por la muerte del muchacho cuando la díada amenaza con romperse por la inclusión de un tercer, el padre, que Esteban intenta de alguna forma rescatar.

 

En el otro extremo está Rosa (Penélope Cruz). Decide que su hijo a punto de nacer, conozca en el futuro la verdad sobre su padre, a pesar de todo. Pero Rosa es una madre que ha sido incapaz de protegerse y de proteger a su hijo de las actuaciones psicológicas del padre, ambos contraen el SIDA de éste. Rosa es una madre – niña, emocionalmente infantil, que necesita que se hagan cargo de ella.

 

Se podría decir que en la obra, ambos hijos resultan dañados por un padre patológico, y una madres que o bien son incapaces de ponerle límites cuidadores (Rosa), o bien intentan proteger en exceso, hasta desprotegerle (Manuela), es decir, convirtiendo a ese padre en un fantasma, una figura ausente, deseada y temida al mismo tiempo.