POR QUÉ EL NOMBRE DE CUADERNOS

Sinceramente tengo que agradecer los primeros comentarios y reacciones a la aparición de esta publicación. Sea por la proximidad personal, sea por cualesquiera otras razones, varias han sido las personas que, tras el primer número, me han animado a seguir este proyecto. Y, en los ánimos, había muchas preguntas, una de las cuales quisiera tomar para este nuevo número.

 

La cuestión era relativa al nombre elegido. ¿Por qué “Cuadernos / Quaderns de psicología grupoanalítica?” . Buena pregunta. Me sugerían otros nombres y también señalaban otra cuestión: la reacción que la palabra psicología pudiera generar en otros profesionales; es decir, la reacción negativa que la palabra psicología podría generar en Psiquiatras, Enfermeras, Asistentes y Trabajadores Sociales, etc. Voy a tratar de ir aclarando estos primeros pasos.

 

La idea de Psicología grupoanalítica va más allá de la idea de psicoterapia de grupo. O la idea de Grupoanálisis. Ciertamente hay una visión grupal; pero esta visión no se ciñe a los grupos de psicoterapia. Durante muchos años quizá no hemos acabado de entender parte de una idea expresada ya por Freud al respecto. Decía que “En la vida psíquica individual aparece integrado siempre, efectivamente, “el otro”, como modelo, objeto, auxiliar o adversario, y de este modo, la psicología individual es al mismo tiempo, y desde un principio psicología social en un sentido amplio, pero plenamente justificado” . Ciertamente parece que el énfasis estaría en el concepto “integrado”; pero al señalarlo como “modelo, objeto, auxiliar o adversario” hace pensar que a todo este compuesto se le ubica en una posición “opuesta”, creándose un modelo individual. Alguien integra al “otro”; pero en este dúo, toma prioridad quien integra. En efecto, desde la psicología lo que importa es ese mundo personal, centrado en el sujeto, en lo que podríamos denominar “caja negra” que tratamos de descifrar. Pero esta visión, extendida por doquier y anclada en la vieja tradición asistencial, no parece que recoja otro aspecto de la realidad mental: la “inclusión” del otro puede entenderse en el sentido de que no podemos entender al uno sin el otro. Y en el momento en que comenzamos a pensar en el uno y en el otro o los otros, comenzamos también a visualizar la mente como algo que transciende los límites de la “caja negra” individual. Es decir, que existe una situación de permanente interacción entre esa “caja negrea” y lo que le rodea, interacción que tiene la propiedad de reproducir en el exterior el modelo internalizado; e internalizar el modelo expuesto. Una membrana psíquica separaría o diferenciaría nuestro mundo interno del mundo externo. Dicha membrana psíquica dispondría de la cualidad de modificar su grado de semipermeabilidad de forma que facilitaría o inhibiría el trasvase de material psíquico generando, en consecuencia, los diversos cuadros psicopatológicos

 

A lo largo de los años he aprendido a aceptar lo difícil que resulta la comprensión de los procesos mentales humanos. La experiencia nos indica cómo, si nos fijamos en el complejo sistema en el que las personas estamos inmersas, podemos ver ampliada toda la problemática que nos aqueja. Esta visión es apasionante. En efecto, los problemas psicopatológicos que a diario podemos ver en las personas, las dificultades que clasificamos como trastornos del pensamiento, de la percepción, de la memoria… no son sino altas concentraciones de problemáticas que se visualizan en toda su complejidad en la red de interacciones en las que el paciente está inmerso. De hecho, uno de las razones que han llevado al desarrollo de buena parte de las prácticas y abordajes sistémicos, es ese. Sin embargo, nuestra visión no es sistémica. Entendemos el ser humano como una parte de un complejo sistema en permanente interacción en la que los aspectos externos y los internos están interactuando permanentemente; aportándose significados que dan a la vida psíquica, un carácter pluridimensional que sólo es visualizable si percibimos la totalidad de su ser – en – el – mundo, en su realidad grupal.

 

Ante esta perspectiva, la idea de Psicología Grupoanalítica, pretende contribuir a la comprensión de aquellos aspectos que trascendiendo lo individual y psicopatológicamente centrado, se proyectan en el mundo exterior, al tiempo que penetran en su mundo interior.

 

Otro tema atañe al vocablo Psicología. No puedo negar que en muchas ocasiones el término genera reacciones nada favorables a los esfuerzos que muchos de nosotros realizamos. El temor a la falta de concreción, el recelo a ese aspecto por el que parece que nos vamos por las ramas, esa sospecha de que acabamos psicologizándolo todo, esa falta de “operatividad” con que el trabajo a veces nos marca, y tantos otros aspectos que, sin duda, están presentes en mucha gente, no pueden negarse. Pero más que tratar de defendernos o de buscar argumentos para rebatir estas ideas, me pregunto si son tan descabelladas como aparecen. Creo que, más que nada, pertenecen al conjunto de temores que todo ser humano tiene y que los pacientes nos lo indican muchas veces. Y me pregunto varias cosas. Una de ellas, y que esta en la base del nacimiento de este proyecto, es sobre la necesidad de tranquilizar. Sobre la necesidad de poder poner las cartas sobre la mesa para que nadie sospeche de prácticas ocultas. Ese entender a que todo paciente, toda persona, todo profesional, tiene derecho. Otra de las cuestiones es sobre el significado y la razón por la que los humanos tratamos de eludir nuestro propio conocimiento.

 

En el presente número aparece la continuación de la idea sobre psicoterapia que ya esbozábamos en el anterior. Pero ineludiblemente, la idea de acompañamiento implícito en toda psicoterapia se complementa con una cierta “operatividad”. No se trata de acompañar por acompañar. Se trata de un acompañamiento a través del que ponemos todo nuestro aparato psíquico al servicio del otro. Una función nutriente que precisa de tiempo y dedicación. Dos conceptos que suelen estar reñidos con la idea de la operatividad. También aparece una reflexión sobre el caso clínico de un trastorno obsesivo que me ha permitido explicar un poco más el concepto de psicoterapia y de psicología grupoanalítica. El espacio de bibliografía y hemeroteca se centra en un libro apto para padres y educadores. Espero que les sea sugerente.

 

Dr. J.M. Sunyer