Señalaba que, con el libro sobre “grupos de niños y padres” (ver Qué tenemos hoy), formaba un regalo doble. Aquí tenemos uno de los aspectos de esta cualidad. Ante mis ojos tengo el libro titulado “Entrevista y Diagnóstico en psiquiatría y psicología infantil psicoanalítica.”, editado por Paidos en 1997. Reconozco que me resulta difícil su comentario ya que la objetividad me falla; a pesar de todo, realizaré un esfuerzo para explicar qué veo y cómo veo esta obra. En cualquier caso, y antes de entrar en detalles, me parece clara la idea de que el libro (creo que todo libro) es una parte del autor; por no decir que es el autor mismo. Y al entrar en relación con esta parte de la Dra. Torras de Beà, conecto con un aspecto que me llena gratamente: el cuidado y la delicadeza con la que trata lo que expone. Pero me dejaré de preámbulos e iré al grano.
La obra, de 207 páginas, consta de tres partes, que forman una “circularidad” como ella misma señala al final del trabajo cuando habla de la entrevista: “espero haber mostrado que la entrevista es un proceso circular, en el que, la interacción con el entrevistador, van emergiendo aspectos de la relación de objeto y del sistema defensivo del entrevistado que permiten la sucesión de diagnósticos provisionales, que son en definitiva, el diagnóstico” (1997: 205). Este ciclo, consta de una introducción, un cuerpo central con siete entrevistas, y un cierre del trabajo bajo el título “Para terminar”.
La introducción es la síntesis del pensamiento y filosofía que se desgrana en las sucesivas entrevistas. Por ejemplo, define que “La sucesión de entrevistas es el eje conductor que vertebra nuestro trabajo” (1997:11). Lo cual nos permite comprender un poco más lo que hay detrás del trabajo Psicoanalítico, tanto individual como grupal. Este no deja de ser un trabajo de análisis en el que participan, al menos, dos personas; análisis que se realiza mediante aproximaciones sucesivas a lo que realmente estará sucediendo en y entre las personas que conforman el grupo entrevistado y entrevistador, analista analizado, conductor grupo…
Tras iniciar el libro, la autora expone cómo va a realizar los dos objetivos que afectan de forma central a la entrevista: el exploratorio y el diagnóstico. Para ello, transcribirá las entrevistas, realizará explicaciones de los fragmentos de las mismas, “aportará las asociaciones que se producen en la mente del entrevistador con la sucesión de hipótesis de trabajo que extienden el proceso de elaboración” (1997:13) y, finalmente realizará una conclusión de la misma. Estos cuatro tiempos, el descriptivo, explicativo, reflexivo y conclusivo, aparecen en las siete entrevistas que se publican.
No todas las entrevistas ocupan un capítulo, como alguien podría suponer, sino que dos de ellas, obtienen más espacio para poder ofrecernos una situación más completa de lo que sucede ya que, al darse un proceso más largo, permiten visualizar más la complejidad del caso. En concreto, el caso de la adolescente que denomina “Mireia” o el caso de “Una madre, una niña”, se puede apreciar la evolución, el progreso que acaba determinando que la entrevista sea algo más que un proceso de diagnóstico para convertirse en algo “potencialmente terapéutico”. En el primer caso, con tres capítulos dedicados a ella, se percibe con claridad los procesos evolutivos y regresivos que jalonan buena parte de nuestras relaciones. En este sentido, la Dra. Torras nos hablará de los conceptos de dependencia progresiva y regresiva según este factor dinámico denominado dependencia (pág. 205) tenga como objetivo el progreso, el aprendizaje o el establecimiento de una relación que paralice el movimiento. Este movimiento es visible en las diversas entrevistas, pero me parece que de una forma especial, en el de la “Una Madre, una niña”, en el que esta pequeña de cinco años, expresa sus miedos a través de toda la sintomatología que se describe en el capítulo.
Un aspecto sobresaliente de las entrevistas es que no se limitan a la descripción del caso, sino que incluyen algunos de los elementos contratransferenciales que los entrevistadores percibían a lo largo de las mismas. Esta misma contratransferencia se evidencia cuando los profesionales discuten los casos en este espacio que denomina “Seminario o grupos de estudio”.
La obra deriva de la práctica clínica y apenas viene acompañada por bibliografía, apenas cinco referencias; pero este hecho, que en algunos círculos puede ser motivo de crítica, acostumbrados ellos a creer que la abundancia de bibliografía es un garante de lo escrito, este hecho, digo, reafirma el alto valor del trabajo publicado. Se basa en la experiencia clínica y en las reflexiones teóricas derivadas de los espacios de seminario o de estudio que, en torno al libro que representa cada caso clínico, profundizan en temas tan complejos como los que al inicio de la obra, la Dra. Torras nos avisa: “Utilizaré conceptos como consciente, inconsciente; contenido manifiesto y contenido latente; yo, superyó y ello; relaciones de objeto; ansiedad y mecanismos de defensa; fantasía; proyección o identificación proyectiva; introyección e identificación introyectiva; disociación y diferenciación; “aquí y ahora”; transferencia y contratransferencia; elaboración; encuadre o “setting”: actuación o “acting out” (1997:17). ¿Qué más se puede pedir a un profesional que en vez de recurrir al uso de lo que otros dicen, se centra en lo que dice el paciente y lo que sucede en la relación entre éste y el profesional?
Con todo ello, sólo puedo llegar a una conclusión: este es un libro de trabajo. Es un libro mediante el que los profesionales (y mejor si lo hacemos en grupo), si somos capaces de reflexionar sobre las escenas que aparecen y sobre las sucesivas fragmentaciones de las entrevistas con que nos alimenta la autora, podremos aproximarnos mucho a lo que es el trabajo psicoanalítico y el uso de la entrevista como inicio que puede propiciar un buen proceso.
Dr. Sunyer