57) De acuerdo, estos son autores de la Europa centro-occidental y no sé si los hay en la Europa más del este. En la zona mediterránea y en España, o incluso fuera del continente, ¿qué autores destacarías?
Desgraciadamente no tengo mucha información al respecto. Desconozco qué profesionales han sido pioneros en la zona este de Europa, incluso en la misma Rusia lugar en el que, paradójicamente, se crearon los hospitales de día para pacientes psiquiátricos. Dadas las buenas relaciones con Hispanoamérica, sí tengo cierta información, aunque habría que profundizar en ella. Básicamente tengo en mente a L. Grinberg y a Pichon Rivière. En Italia, como en Grecia, hay numerosos profesionales pero, y posiblemente por razones de idioma, no tengo información suficiente como para hablar en exceso de ello. Y en España, más allá de los inicios de los que ya te he hablado, sólo he localizado textos de P. Guillen y J.A. Loren, de Valiente, y de Guimón. Aquí hablaré un poco en Grinberg y Pichon Rivière y de algún autor italiano que, sobre todo los actuales, me parecen muy sugerentes.
En primer lugar, pues, tenemos a Leon Grinberg quien en compañía de M. Langer y E. Rodrigué, publica en el 1957 un libro sobre grupos escrito por un grupo. La consideración del grupo como una unidad social (consideración en la que) hemos estado particularmente influidos por la obra de Freud, de Melanie Klein, de Bion, y del núcleo de terapeutas formados en torno a la Tavistock Clinic de Londres (Ibídem:8). Entran en el estudio de lo grupal con un cierto escepticismo, no exento, por cierto, de una gran curiosidad por conocer la forma en que se ingeniaría el terapeuta para resolver las dificultades que preveíamos (1971:14). Es decir, son profesionales formados en Europa y que, en principio estarían en la órbita de W.R. Bion.
Proponen dos condiciones para afirmar que dos o más personas constituyen un grupo en un momento dado (1971:52), y éstas son, que el grupo sólo incluye miembros que comparten normas acerca de algo en particular (…) [y] esté formado por personas cuyos “roles sociales” se encuentren estrechamente entrelazados entre sí (ibídem:52). Por otro lado, definen al grupo de psicoterapia como aquel conjunto de personas que se reúnen en un lugar determinado, a una hora establecida de común acuerdo, y que comparten una serie de normas tendentes a la consecución de un objetivo común: la curación (ibídem: 53). Para ello consideran básica la interpretación, así como la comprensión de los fenómenos transferenciales y resistenciales. Y nos subrayan como mecanismos terapéuticos la identificación, la transferencia la interpretación y el insight. (ibídem:140-66). Para finalizar su obra, hacen referencia a los que consideran figuras relevantes en el terreno de la psicoterapia grupal: Schilder, Slavson, Foulkes, Bion y Ezriel.
Guillem y Loren hablando de Grinberg y de otros autores, los engloban en quienesenfatizan la importancia de los fenómenos del grupo, Grinberg, Langer, Rodrigué (1957), Bion (1976), para quienes los fenómenos grupales constituyen el punto de partida y centro de toda interpretación. El grupo es visto como una gestalt y los fenómenos grupales como reactivación de las llamadas angustias primarias esquizoparanoides y depresivas de M.Klein. (Guillem, P., Loren, J. A., 1985: 89). Pero no voy a prolongar más la descripción del planteamiento de estos autores y te propongo que pasemos a Pichón Rivière.
A Enrique Pichón Rivière, (1907-1977), se le ubica dentro de la psicología social y de hecho, el subtítulo de uno de sus libros nos brinda una buena pista sobre su pensamiento: “Del psicoanálisis a la psicología social” (1985) En este texto señala que su vocación analítica surge como necesidad de esclarecimiento de los misterios familiares y de indagación de los motivos que regían la conducta de los grupos inmediato y mediato. Los misterios no esclarecidos en el plano de lo inmediato (lo que Freud llama “la novela familiar”) y la explicación mágica de las relaciones entre el hombre y la naturaleza determinaron en mi la curiosidad, punto de partida de mi vocación por las ciencias del Hombre (ibídem:8) y algo más tarde aclara: el contacto con los pacientes, el intento de establecer con ellos un vínculo terapéutico confirmó lo que de alguna manera había intuido: que tras toda conducta “desviada” subyace una situación de conflicto, siendo la enfermedad la expresión de un fallido intento de adaptación al medio (ibídem: 9). En su estudio aparece el concepto de relación objetal y de mundo interno: este mundo interno se configura como un escenario en el que es posible reconocer el hecho dinámico de la internalización de objetos y relaciones. En este escenario interior se intenta reconstruir la realidad exterior, pero los objetos y los vínculos aparecen con modalidades diferentes por el fantaseado pasaje desde el “afuera” hacia el ámbito intrasubjetivo, el “adentro” (…) (lo que) me llevó a ampliar el concepto de “relación de objeto” formulando la noción del vínculo que lo defino como una estructura compleja, que incluye un sujeto, un objeto, su mutua interrelación con los procesos de comunicación y aprendizaje (ibídem: 10). Como puedes ver, existe una buena dosis de comprensión psicoanalítica que en muchos aspectos “huele” a lo que por su parte O. Kernberg señala sobre las relaciones objetales. Sin embargo Pichón-Rivière realiza un salto hacia lo social que me parece muy enriquecedor y que percibo en su noción de vínculo.
Al tratar de profundizar sobre ese mundo interno en el que ya aparece el vínculo, señala que estas relaciones intersubjetivas son direccionales y se establecen sobre la base de necesidades, fundamento motivacional del vínculo. Dichas necesidades tienen un matiz e intensidad particulares en los que ya interviene la fantasía inconsciente (…) en toda estructura vincular el sujeto y el objeto interactúan realimentándose mutuamente. En este interactuar se da la internalización de esa estructura relacional, que adquiere una dimensión intrasubjetiva (Pichon Rivière, 1985:10), y dándole una vuelta más de tuerca, nos aclara que las relaciones intrasubjetivas, o estructuras internalizadas, articuladas en un mundo interno, condicionarán las características del aprendizaje de la realidad (…) ese mundo interno se define cono un sistema, en el que interactúan relaciones y objetos, en una mutua realimentación (…) esta concepción del mundo interno, y la sustitución de la noción de instinto por la estructura vincular, entendiendo al vínculo como un proto-aprendizaje,(…) conducían necesariamente a la definición de la psicología , en un sentido estricto, como psicología social (ibídem: 11). Como bien podrás percibir, hay un acercamiento de posturas entre la propuesta Vincular y la Grupoanalítica.
La propuesta de Pichón Rivière no deja de ser bastante revolucionaria; posiblemente porque el entorno en el que se movía era diferente tanto del de T. Burrow como del de S. H. Foulkes y sus seguidores y es que no es lo mismo trabajar en un contexto hispanoamericano que en el mundo angloamericano. Quizás por esto Pichón Rivière puede decir que la psiquiatría se transforma en el líder de la resistencia al cambio a nivel comunitario, y trata al paciente como un sujeto “equivocado” desde el punto de vista racional (ibídem:14). Evidentemente no es lugar para desarrollar todo el pensamiento de E. Pichón Rivière, pensamiento en el que podemos percibir una comprensión muy global, holística podríamos decir, del ser humano que establece una relación con el objeto que se traduce en la realidad de toda una estructura interna. El sujeto se articula con el otro organizando una estructura dinámica, que al tiempo de ser una forma de vinculación, la constituye y define continuamente. Creo que en esta propuesta, el concepto de vínculo (Pichon Rivière) y el de matriz (Foulkes), aluden a lo mismo. Fíjate, si no, en la definición de vínculo: podemos definir vínculo como una relación particular con un objeto; de esta relación particular resulta una conducta más o menos fija con este objeto, la cual forma un pattern, una pauta de conducta que tiende a repetirse automáticamente, tanto en la relación interna como en la relación externa con el objeto (1985:35). A partir de Pichon-Rivière han aparecido otros autores de referencia, Bauleo, A., Duro, J.C., y Vignale, que seguirían una línea próxima a él a través de la concepción operativa del grupo; en tanto que O’Donnell, P., Baudes de Moresco, M., Schapira, M., y otros, se diferenciarán optando por la idea de lo que denominan “grupos operativos”.
En un interesante trabajo elaborado por Rippa, B. (1989) se realiza un esfuerzo clarificador entre las posturas de Pichon Rivière y Foulkes. Ahí podrás ver cómo la visión que tenía Pichón de la neurosis no se diferencia excesivamente de la de Foulkes. Dice Rippa, Pichon decía que la neurosis era producto de la distorsión en la comunicación: en general se trata de una mala interpretación de la realidad porque aparece un obstáculo en el mecanismo de leer la realidad[1] (1989:398) El trabajo es sencillo y muy esclarecedor y en él se puede percibir cierto esbozo de la idea de matriz y, también, cuál es el que considera que debe ser el papel del conductor del grupo al que llama coordinador y que consiste en eliminar los obstáculos que se encuentran en medio del camino[2], para facilitar el trabajo de los miembros del grupo.
Bauleo sigue, desde Italia, la línea de Pichon-Rivière, enriqueciéndola o complementándola con una fuerte influencia del Psicoanálisis, el trabajo con la psicosis, y con aspectos de la teoría de la Gestalt. Según él aparece una situación compleja. En el campo analítico existe una “infiltración” entre observación, práctica e ideas sobre los grupos y la clínica de la psicosis; correctamente enunciado sería un pensamiento en doble faz de lo que ocurre en el acceso de la grupalidad y en la dinámica del proceso de la psicosis (1997:25) Pero por otro lado, recogiendo la teoría del vínculo de Pichon-Rivière, retoma la idea de que el origen del vínculo está en la propia relación y que en tanto éste se instala o se organiza, surge la separación entre objeto y sujeto. Y de ahí que emerja el carácter indisociado de lo individual y lo colectivo, siendo dos hechos ensamblados y que se dan al unísono.
Por lo que he venido sabiendo, en Italia el Grupoanálisis ha sido principalmente introducido por L. Ancona, F. e D. Napolitani, y sucesivamente ha dado vida a un cuerpo teórico autónomo de investigación y de trabajo clínico, detrás del trabajo de C. Pontalti (1998), F. Fasolo, F. Di Maria, G. Lo Verso y otros profesionales que lo han enriquecido a través de contribuciones relativas al rol de la familia, a la concepción de la personalidad en términos de grupalidades identificatorias, la teorizaciones del set y del setting, el estudio de los grupos institucionales, el estudio de fenómenos político-culturales y la construcción de modelos de terapias multimodales (Spanò, F, 2008). Es decir, si bien Bauleo fue uno de los que participó en la introducción de la psicoterapia de grupo, Neri, C (1995) se posicionaría entendiendo el grupo como unidad siguiendo a Bion mi manera de considerar al grupo estuvo profundamente influenciada por la idea del grupo como totalidad (unidad de grupo) y en particular por la visión de Bion relativa a los estados mentales colectivos (mentalidad) (1995:38-9). Cierto que también recoge la influencia de Foulkes también influyó mucho el concepto de matriz, que tiene numerosos puntos de contacto con el modo en que desarrollo la noción de espacio común del grupo y la de campo (1995:39). Por su parte, Ancona y otros han sido los que han ido potenciando el enfoque Grupoanalítico.
Ello nos hace pensar que en Italia hay una fuerte corriente del que nace, formalmente en el 1996, el Laboratorio di Gruppoanalisi, una asociación científico-cultural y profesional que, desde sus orígenes, se dedica a estudiar el grupo como instrumento clínico, donde, desde un vértice psicodinámico, el setting grupoanalítico viene entendido como un dispositivo mental. Dicho centro de investigación ve sus sedes en las principales ciudades italianas. (F. Spanò, 2008). Según este autor, La intención del grupoanálisis italiano ha sido la de trabajar a una “re-fundación” teórico-clínica que ha ido formándose y madurándose científicamente empezando desde la superaciόn de los modelos individualistas: la cultura y el pensamiento intersubjetivo son los principales artífices de esta superación. El primer paso ha sido un peculiar estudio dirigido a la definición de un esqueleto epistemológico (Menarini, 1989, Lo Verso, 1994), con un vértice psicoantropológico que ha permitido la construcción de un “metamodelo”, aceptando interpretar los fenómenos psíquicos en términos no restrictivos sino comprensivos. Punto clave en el trabajo que nos encontramos en Italia es entonces una reflexiόn sobre la misma teoría grupoanalítica desde las bases epistemolόgicas. (2008).
Una de las aportaciones nacidas en la red grupal del Grupo de Investigaciόn de Palermo, que nos puede facilitar la comprensiόn de lo que significa un trabajo epistemológico es la reflexiόn teórica y clínica ha llevado a hablar de “Relaciones Subjetuales” y ya no objetuales; los modelos clásicos psicodinámicos de las relaciones objetuales ven la relación entre sujetos en sus aspectos de fantasía interior del individuo, donde el sujeto es más pasivo; lo que quiere añadir el modelo de las relaciones subjetuales es la consideración que el individuo nace en el encuentro familiar; la vida psíquica y la identidad nacen por la transmisiόn que los padres proponen al recién nacido; lo que hay principalmente son relaciones entre sujetos, donde la cultura es inseparable de la identidad subjetiva (F. Di Maria, en G. Lo Verso, 1998) (F.Spanò, 2008). Estos desarrollos teóricos a los que no he tenido suficiente acceso, aportan una idea de cómo el planteamiento grupoanalítico se va organizando según los patrones culturales de cada comunidad de profesionales, que establecen una red, un plexus profesional (Foulkes) desde el que se van complementando las diversas experiencias profesionales.
Por lo que podemos ver, no se abandona la visión psicoanalítica ya que nos permite una reflexión y comprensión de los fenómenos psíquicos que ilumina con potente luz no sólo lo que sucede en el interior del individuo sino cómo eso transciende a su exterior. Ahora bien, desde esta visión, en ocasiones, parece que se quiere primar la internalización sobre la proyección o viceversa cuando, en realidad, son dos procesos que se dan simultáneamente, y cuyo resultado es una conexión, un vínculo con el otro, con los otros, con sus estructuras y relaciones que tienen una resultante en el individuo. Si eso que se denomina mundo interno, estructura interna, es el resultado de la elaboración, integración o no, total o parcial, de lo que aparece en la realidad cotidiana, podremos decir que la patología se corresponde a una particular elaboración de elementos que también están en la realidad cotidiana. En este sentido es importante resaltar cómo van apareciendo autores que van poniendo interés en la interdependencia existente entre individuo, grupo y sociedad. Y es más, proponiendo una lectura de lo social, de lo grupal que nos permite entender aún más al individuo
[1] Traducción del autor
[2] Traducción del autor.