131)¿QUÉ PROGRAMA SERÍA RECOMENDABLE EN UNA FORMACIÓN TIPO?

131) ¿Qué programa sería recomendable en una formación tipo?

 

Lo básico es la experiencia personal en grupo. Pero como los grupos no se pueden dar en el vacío existencial sino que están relacionados entre sí, algo tendremos que organizar para que la formación incorpore la situación social. Para ello, y aprovechando que son varios los grupos que constituyen el curso formativo, tendríamos que pensarlos como una estructura más compleja, interrelacionada, interdependiente, y favorecer la emergencia de los fenómenos sociales. El grupo pequeño, formado por unas ocho o diez personas, está inserto en una matriz mayor constituida por la totalidad de miembros que componen un curso formativo, nos permite enriquecer la experiencia con la presencia de meneos que surgen de la propia estructura. Movimientos que provienen no sólo de los vaivenes de las personas que la constituyen sino por reproducción de los fenómenos que vienen del contexto social en el que dicho curso se enmarca. Así, los espacios de grupo grande, en los que nos reunimos todos los que participamos —en Barcelona superábamos el centenar—, llegan a ser el verdadero crisol formativo. En él podemos hablar, intercambiar experiencias, ideas y afectos, pudiendo considerar sus equivalentes en el marco social o institucional en el que nos movemos. La experiencia formativa, pues, transita desde el individuo al grupo social, y de éste al primero pasando por los diversos grupos pequeños en los que se trabaja. Y todo ello enmarcado por el trabajo realizado por el equipo de profesionales que trata de ir elaborando los conflictos que emergen en los diversos niveles de la estructura formativa.

 

En efecto, aunque muchos de los procesos formativos contemplan la articulación de espacios de experiencia, de supervisión, teóricos y de grupo grande, en nuestro caso le hemos dado una característica complementaria de la que, hasta donde alcanzo, no disponen otros cursos similares. La experiencia de trabajar en Hospitales de Día y en Comunidades Terapéuticas nos ha enseñado algo que ya se conocía: la importancia del equipo en el desarrollo de los avatares de los grupos o de los pacientes que tal equipo atiende. Este hecho que ya fue señalado cuando se estudiaron los Hospitales como Comunidades Terapéuticas, lo habíamos constatado una y otra vez los miembros del equipo. Por esta razón el curso de Barcelona y ahora el de Madrid, tienen —parafraseando a García Badaracco— la connotación de Comunidad Psicoterapéutica Educativa de Estructura Multigrupal. Significa que todo lo que sucede en el contexto formativo  —no solo los aspectos personales sino los que atañen el propio proceso formativo— tiene que ser elaborado y trabajado no sólo por los conductores de cada uno de los grupos sino que, conscientes de la repercusión que todo suceso puede tener en la estructura, el equipo de profesionales se esfuerza por elaborar también aquellos aspectos que se señalan como significativos. La resultante de ello es que la estructura terapéutico formativa adquiere una mayor coherencia y capacidad de contención de la que tendría en caso contrario.

 

Es decir, la base de la formación reside en buena medida en la capacidad elaboradora del equipo de conductores y observadores que entiende que todo lo que sucede en el contexto guarda relación no sólo con las personas que actúan como portavoces sino con las problemáticas intergrupales; las intragrupales y las que tienen que ver con el contexto en el que estamos y nos movemos. Eso nos permite tener una mayor comprensión de lo que sucede en cualquier espacio. Así, lo que puede estar sucediendo en un grupo experiencial, dado que sabemos que va a tener repercusiones en los otros espacios, sean de teoría, de reflexión de tarea (que es como nos gusta llamar al espacio de supervisión) o en el grupo grande, se elabora en el equipo para que, en caso de que emerja en otro espacio, dispongamos de una mayor información y podamos ayudar a la persona desde ángulos aparentemente distintos.

 

Los grupos que componen el cuadro formativo y que se dan durante cada fin de semana, son:

 

  • Grupo experiencial: seis espacios de psicoterapia grupoanalítica en donde se trabajan a lo largo de hora y media, todas las cosas que vayan apareciendo y que son aportadas por los componentes del grupo, conductor incluido. Funciona como un grupo de psicoterapia de los que hemos estado hablando en esta entrevista.
  • Grupo de Reflexión de tarea: es el nombre que le damos a la supervisión. En estos dos espacios, los alumnos, todos ellos profesionales, aportan  sus experiencias profesionales que son leídas y trabajadas desde el punto de vista grupal, tratando de analizar no sólo lo que representa para quien aporta la situación problemática, sino el significado que también tiene en la estructura del grupo en el que nos hallamos y en la del contexto formativo y social. En este terreno el equipo anima a que cada alumno conduzca un par de grupos a lo largo de su formación grupal con el fin de ayudarle a incrementar sus habilidades profesionales y a dar forma real a su formación.
  • Grupos de formación teórica: son dos espacios más en los que la teoría se estudia y trabaja entre las personas que constituyen el grupo. En un primer año la exposición teórica cobra más relevancia que en el segundo y tercer año en el que los integrantes de cada grupo discuten, elaboran, trabajan diversos textos que son así comprendidos más dentro de la propia dinámica que se da de aprendizaje.
  • Grupos Grandes: tres espacios en los que todos los componentes del grupo, conductores incluidos, aúnan sus esfuerzos para poder pensar entre todos. Como en los grupos experienciales, no hay temática; ésta deriva de las aportaciones que se van dando y del esfuerzo compartido por tratar de entender cómo la o las problemáticas que emergen tienen un trasfondo social que también elaboramos conjuntamente.
  • Trabajo fin de formación: Junto a todo este esfuerzo personal y de elevado valor psicoterapéutico, requerimos la elaboración de un trabajo, de un texto que sirva de colofón al esfuerzo formativo de cada alumno. Para ello y a lo largo de los tres años que dura la formación, cada alumno debe ir realizando los diversos pasos para su confección bajo la supervisión de uno de los miembros del equipo.

 

Todos estos aspectos que constituyen la formación están sometidos a un cierto control tanto por parte del equipo como de los alumnos. En el primer caso, se les pide a los alumnos una participación activa en los espacios de teoría mediante la solicitud de información que nos permita conocer si están o no obteniendo conocimientos a través de las lecturas que deben realizar. Y en el segundo caso, los alumnos rellenan dos tipos de formularios: uno es el de satisfacción de los diversos espacios y otro es el cuestionario de la escala de R.H. Moos sobre la atmósfera grupal, tanto en el momento de iniciar cada curso (modelo de expectativas), como a la finalización del mismo (modelo real). La comparación de estos dos valores nos informa de las características de la atmósfera en los diversos grupos experienciales.

 

Cuando estos procesos formativos se dan en el contexto de una comunidad pedagógico terapéutica, disponen de un grado de coherencia interna que posibilita una integración de recursos más acorde con la realidad asistencial y personal que cuando se dan con otros formatos, quizás más desintegrados. La idea fundamental es que todo es grupo, por lo que la fragmentación de algunos programas puede acabar potenciando la fragmentación del propio concepto de individuo y, por ende, de grupo.