108)NO SÉ SI AHONDAR EN ASPECTOS DEL PASADO DEL PACIENTE O FIJARME EN EL PRESENTE

108) Por lo que voy viendo hay muchas cosas a las que debo prestar atención. Dudo entre lo que debiera hacer como conductora: no sé si ahondar en aspectos de la vida pasada del paciente o fijarme en el presente, en la situación del grupo. Esta persona tiene un aspecto que me llama poderosamente la atención y es que es variablemente participativo: en ocasiones parece como que quiere demostrarnos que sabe mucho de todo, y en otros, nada. Creo que tiene que ver con su vida, pero… ¿cómo lo hago?

 

Depende mucho de tu formación y experiencias personales. La complejidad del ser humano es enorme y cualquiera que sea tu punto de atención va a ser bueno para el proceso terapéutico. Pero básicamente, porque en tu esquema conceptual, en todo lo que tú has ido organizando para articular tu formación como profesional de la salud, ese es lo que consideras importante. También creo que las cosas no son estáticas. Eso significa que lo que para ti, hoy y en este momento te pueda parecer fundamental, no lo sea en otro momento; posiblemente las experiencias clínicas que vayas incorporando te lleven a considerar otros parámetros como los más idóneos y válidos. A mí, en estos momentos me parece importante centrarse en el aquí y ahora del grupo aunque para ello precise ir conociendo el ahí y entonces; me parece más importante centrarme en los afectos y en los significados de las cosas, de las acciones y pensamientos que en la modificación de lo que uno piensa o deja de pensar. Pero básicamente porque considero que la dualidad figura-fondo está presente en nuestra tarea como conductores de grupo. Poder tejer en la dualidad no significa no posicionarse, sino tratar de resolver la dialéctica que se genera en nuestro existir. Y en un grupo es más evidente. Si uno habla es porque otro calla. Si uno centraliza la atención es porque otros se lo posibilitan. Todo ello es lo que creo que aporta una experiencia particular que tiene que ver con la posición grupoanalítica.

 

El tema de la figura/fondo es importante. La consideración de que las cosas siempre son en relación a otras y que es precisamente en esta correspondencia cuando podemos determinar su dimensión, es útil en el terreno que nos movemos. Uno es porque los otros son. Uno no es aisladamente, sólo en la relación dialéctica con los demás. Pero no tanto como dos polaridades excluyentes sino como dos elementos complementarios; mas en esta consideración conviene estar alerta a la tendencia que tenemos, por la lógica asimétrica, a acabar considerando una parte como más relevante de la otra, estableciéndose formaciones de poder entre ellas. En este orden de cosas es necesario tener un cierto pensamiento dicotómico en tanto que ello nos puede llevar a establecer diversos equilibrios compatibles entre sí. Fernández Ríos (1994) plantea una serie de dicotomías muy sugerente y que creo que están en la práctica clínica diaria: Filogenia vs Ontogenia; Herencia vs. Ambiente; Continuidad vs. Discontinuidad del desarrollo; Experiencias tempranas vs. Experiencias tardías; Enfermedad, sí vs. Enfermedad, no; Etiquetado, sí vs Etiquetado, no; Desinstitucionalización,  sí, vs. Desinstitucionalización, no; Victimización, sí vs. Victimización, no; Individuos patológicos vs Sociedad enferma; Persona vs. Situación; Causación social vs. Selección social; Investigación cuantitativa, Investigación cualitativa; Investigación básica vs. Investigación aplicada; Salud física vs Salud mental; Teorías científicas vs Teorías profanas; Profesionales vs Paraprofesionales. Todas estas dicotomías contienen, desde la vertiente social que les corresponde, una tendencia a establecer entre sí una relación excluyente, lo que paraliza, automáticamente, nuestra capacidad de pensar. Si nos ponemos en otra tesitura,  Scott Rutan y Stone proponen otro tipo de organizaciones dicotómicas que atañen más al trabajo en un grupo de psicoterapia y nos permiten pensar sobre dónde debería focalizar la atención el conductor: Pasado vs Futuro; El grupo como un todo vs el individuo; Hablar de las cosas del grupo vs hablar de cosas de fuera del grupo; Centrarse en las cogniciones vs centrarse en los afectos; Fijarse en los contenidos vs poner la atención en los procesos; Comprender las cosas vs propiciar experiencias emocionales correctivas (2001:162-71). Listado al que añadiría las experiencias agradables y desagradables. Con lo que podrías tener incorporado en tu actividad profesional un cierto automatismo que te permitiera escuchar lo que te dice alguien y al tiempo pensaras en lo que no aparece; o si emerge algo positivo, que mires también lo negativo. Pero también la dualidad conductor/grupo, o grupos/contexto. Es decir, que vayas contemplando siempre la idea de figura/fondo pero en todas sus alternativas y variantes, tratando de encontrar en esa relación dialéctica el elemento de poder que tiende a primar un aspecto respecto al otro. Ello te brinda la oportunidad de escuchar más matices en los mensajes y en lo que ocurre.

 

Dado que partimos de que el sujeto es un punto nodal en una red compleja de interdependencias vinculantes basadas en la necesidad de pertenencia al otro que forma una matriz, y que ésta no sólo nos contiene sino que nos forma y conforma de una particular manera reconociendo la parte activa, dinámica del sujeto en esta configuración, entonces tales dicotomías tienen su fuerza: nos posibilitan contemplar dos realidades alternativas que se dan al unísono en cuya base se establecen vínculos de poder. El aspecto real es el que nos conduce a considerarlas como un esquema de trabajo que permite que las personas vayamos construyéndonos a partir de la dialéctica que supone el considerar las alternativas a nuestro pensamiento. Con lo que cuando alguien habla de su «orden» mira también su desorden. Cuando alguien dice que está bien, mira también lo que no lo está. Cuando alguien habla de su felicidad busca lo opuesto. Y así sucesivamente.

 

En el grupo, cuando la persona a la que hacías referencia, va hablando y mostrándose tal cual es (o lo más auténtico que puede), está siguiendo el patrón con el que habitualmente se mueve: demostrar que sabe o lo que es lo mismo, demostrar que no es verdad que no sabe. Esto tiene que ver con su vida, con sus relaciones familiares y en concreto con sus padres: molde en el que fue hecho. Los elementos transferenciales están ahí para ser señalados, descubiertos, descritos. Como ves su forma de hacer remite irremediablemente a la matriz originaria en la que se formó. Entonces te puedes preguntar o le puedes preguntar sobre esa necesidad. Y posiblemente te conteste algo así como que no puede soportar las tonterías que decimos los demás. Esto ¿qué representa? ¿Será que no puede soportar las tonterías que decimos el resto del grupo? ¿O quizás siente que tiene que rescatarnos de navegar por zonas en las que se dicen tonterías? Seguramente será más lo segundo que lo primero porque dices que es muy participativa. Si lo vinculamos a lo que hablábamos antes de la identificación proyectiva, ¿será que cuando ve que «decimos tonterías» se siente en la obligación de intervenir sin poder poner distancia y escuchar las tonterías que decimos? Si así fuere, fíjate que está viendo «tonterías» que debe «redimir», «corregir», no vaya a ser que si no lo hiciere pudiéramos pensar que él está de acuerdo con dichas tonterías y, en consecuencia, es tan tonta como nosotros. ¿Qué habrá aquí de sus padres? Quizás fueron personas que le exigieron mucho y nunca podía traer una mala nota.

 

Y esto te implica a ti como profesional, formada en un campo y por lo tanto, deformada en relación a otros. ¿Qué hacemos los demás ante las tonterías que dicen otros? Incluso estaba pensando, ¿qué pensarás de muchas de las cosas que digo en este entrevista y que pueden parecerte «tonterías»? Estas situaciones son, como muchas otras, difícilmente soportables para algunas personas. Como si nos pudiéramos sentir cuestionados ante la pregunta de un niño y, en consecuencia, debiéramos darle una lección de lo mucho que sabemos. Cuando estas cosas suceden en la clínica, lo que en realidad percibe el paciente, es nuestra gran incapacidad por caminar a su lado, pretendiendo moldearlo a nuestra imagen en vez de aprender a caminar a su ritmo y velocidad de asimilación.

 

La función verbalizante tiene cumple aquí el objetivo de facilitar el proceso de integración mediante la operación de articular visiones complementarias de los hechos, vivencias y sentimientos. En tanto que los miembros del grupo van pudiendo comprender la complementariedad de nuestros actos, en un interjuego figura/fondo constante, posibilitan el ensanchamiento de nuestros procesos psíquicos y un mayor nivel de adaptabilidad a la realidad individual y colectiva.