Definiendo la asignatura de Orientación Psicológica

Queridos alumnos

Hola. Hoy es 4 de Julio, Santa Isabel de Portugal, y por estas cosas que a uno le pasan con frecuencia, me he acordado de vosotros, desconocidos alumnos, con quienes dentro de unos meses espero poder compartir el espacio denominado, académicamente, Orientación Psicológica.

No sé, no puedo saber, cuántos seréis. Si será un grupo numeroso o no. Por aquellas cosas de la vanagloria, a uno le gustaría que fueseis muchos; pero si soy medianamente realista me imagino que seréis un grupo relativamente grande: quizás unos cuarenta. Y esto ya es un buen número; me recuerda el número de alumnos que éramos en el colegio. Cuarenta, cuarenta y dos, era el grupo con el que los profesores tenían que lidiar. ¿Tendré que lidiar con vosotros? ¿tendréis que lidiar conmigo? Palabras taurinas llenas de simbolismo, llenas de cultura, la nuestra.

Pero no creo que lidiar sea la palabra que más se ajuste. A no ser que por ella entendamos la capacidad que debemos desarrollar unos y otros para poder sacarnos el máximo partido, conseguir crear un baile en el que los elementos tanáticos y los eróticos se combinen de forma artística. Tal es el verdadero arte taurino. ¿Qué sucederá en el albero de nuestra asignatura?

Os explico: La orientación psicológica es una propuesta de intervención que se inicia en la tradición americana que buscaba orientar al desorientado. Facilitar que quien buscaba algo que hacer en la vida, encontrara con facilidad el camino que había perdido; tanto en lo que hace referencia a su formación o a su desarrollo profesional o personal.

En la actualidad tiene unos tintes creo que bastante diferentes. Las personas y los grupos familiares o sociales tenemos situaciones complejas. En ocasiones no sabemos cómo salir de ellas, resolver la problemática en la que nos encontramos. Los tiempos y los ritmos que la sociedad —es decir, los demás— parece querer imponernos no posibilitan espacios de reflexión, ni distancias afectivas frente los hechos de la vida cotidiana que nos permitan pensar.

Pensar.

La estructura social, cada vez más individualizada, deja al sujeto en una situación de gran indefensión frente a las presiones que sufre diariamente.

También vosotros, como estudiantes de psicología, cuarto año, tenéis una presión importante. Si la descomponemos un poco, si la analizamos un pelín, veremos que está compuesta por hilos muy complejos y delicados: acabáis vuestros estudios, os disponéis a iniciar un desarrollo profesional más alejado de la lógica protección del techo universitario, muchos os plantearéis independizaros económica y afectivamente de vuestra familia, en ocasiones algunos optaréis por la emigración… estos y otros muchos filamentos, componen esa presión que sentís en vuestro últimos año académico.

Y en esta situación la Facultad os propone ese espacio lectivo. ¿Cómo plantearlo?

¿Como una asignatura más?

Me niego. Y me niego porque a lo largo de mis años como profesional de la psicología, he podido ir comprobando una y otra vez, que lo que los profesionales necesitamos son espacios de reflexión. De reflexión, en este caso, en torno al hecho de la intervención psicológica. Y la Orientación Psicológica, nombre con el que se ha traducido la idea inglesa del Counselling, va a ser eso: un espacio diseñado para pensar, para reflexionar sobre el hecho de la relación asistencial, de la relación que emerge y emergerá entre vosotros y vuestros pacientes. Y cómo ir sacándole jugo a esta relación que debería facilitar que quien acuda a vosotros pueda tomar decisiones importantes en su vida.

O sea, deseo que la asignatura la podamos vivir a partir de lo que entre todos seamos capaces de hacer. Que será mucho o poco, pero dependerá de todos los que estamos involucrados en la misma. Sé que, académicamente, no puedo evitar que algunas personas tengan que venir en septiembre. Por lo que sea: porque no han superado el mínimo requerido, o porque no han podido asistir; pero no creo que sea una asignatura para «pasarla» en septiembre.

Hay otra opción en la Facultad que, quizás, os sea más útil. Pero en este espacio que tengo el placer de conducir, deseo que se instaure la idea de trabajar con los que estamos inscritos. Trabajar entre nosotros y con nosotros.

O sea que va a ser un espacio de trabajo. No un espacio para «pasar una asignatura o tener los créditos que necesito para finalizar una licenciatura» Será un lugar de trabajo que tiene un componente académico: los alumnos y el profesor, y unos textos. Textos que no creo que todavía puedan estar disponibles en formato libro; pero que os facilitaré junto con la bibliografía de referencia.

Pero también un espacio en el que la reflexión ha de ser personal: vais a tener que ir comprometiéndoos en la confección de un «Diario de bitácora», es decir, un «Diario» (esto es, cada día) en el que os deis la libertad de escribir, de reflexionar, de intercalar citas de autores conocidos por vosotros, de aportar reflexiones sobre vosotros (es decir, personales), sobre vuestras circunstancias académicas y personales, o sobre el profesor y la asignatura; es decir, un diario personal y profesional que sólo vosotros y yo conoceremos. Será un espacio íntimo entre profesor y alumno.

Espero, deseo, que el espacio de Orientación psicológica, sea un espacio de libertad (en la medida en la que podemos ser libres en un contexto numeroso de personas), en la que todos nuestros pensamientos, sentimientos, ideas y reflexiones estén al servicio no sólo de quienes constituimos la asignatura, sino también de lo que, D. m., vais a poder realizar con vuestros pacientes.

También deseo y espero que este espacio disponga de la fiabilidad y confidencialidad suficientes como para entender los procesos humanos en su dimensión más global: en tanto que participantes y constituyentes de un grupo humano. Y en aras de esa libertad, el idioma de trabajo también lo deberá estar: que todos podamos sentirnos cómodos hablando como mejor podamos entendernos todos los que en él nos encontremos.

Eso es todo.

A quienes os animéis a formar ese grupo: bienvenidos.

Un abrazo

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