VOLKAN, V. (2006). KILLING IN THE NAME OF IDENTITY. A STUDY OF BLOODY CONFLICTS- PITCHSTONE PUBL.

Este es un texto muy interesante para todos aquellos que deseen profundizar un poco en la complejidad de las relaciones entre grupos grandes. Y un grupo grande es un país, una nación, un pueblo… En realidad consideramos grupo grande a todo aquel que está formado por un número superior a los treinta miembros, y Vamik trata de grupos mucho más numerosos que estos.

 

El texto en el que se pueden leer aspectos personales que a mí, personalmente, me ayudan a comprender más y mejor algunas de las razones por las que ha emprendido este tipo de esfuerzos, nos acerca a un aspecto de la realidad humana que con frecuencia olvidamos. En efecto, dentro de una cierta atmósfera optimista en la que el hombre es visto con un exagerado buenismo, poder pensar que en realidad cuando sentimos que nuestras señas de identidad están en peligro actuamos bárbaramente, ya es un gran logro.

 

La identidad de las personas y de los grupos que constituimos y en los que nos desarrollamos es un concepto complejo ya que como tal, la identidad está en permanente evolución. Posiblemente por esta razón en ocasiones nos aferramos a cosas, a hechos que consideramos fundamentales para seguir creyendo que nuestra identidad permanece. Tanto individual como colectivamente buscamos puntos de referencia que se mantengan lo más estáticos posible: una casa, unos recuerdos, unas fotografías, unos regalos… todo esto pueden llegar a constituirse en asideros de nuestra identidad; sobre todo cuando consideramos que ésta está en peligro. Pero de la misma forma que nos aferramos a objetos también lo hacemos con otros aspectos que constituyen nuestro ser: un idioma, unos productos culturales, unas costumbres, unos rituales… y hasta otros signos que suelen sernos útiles para percibir que esto que llamamos identidad está ahí, y que nosotros seguimos siendo nosotros. Pero cuando estos aspectos se ven en peligro, cuando los procesos humanos que conllevan movimientos migratorios y muchos otros vinculados con procesos de poder ponen en entredicho el mantenimiento de los símbolos en torno a los que nos constituimos como “idénticos a nosotros mismos”, entonces reaccionamos con una virulencia proporcional al peligro con el que nos hemos visto amenazados.

 

Vamik no dice exactamente esto, pero su experiencias en pro de conseguir un entente entre pueblos encontrados, a mí me hace pensar estas cosas. Y otras muchas más, claro. Porque más allá de todo lo que podemos leer, Volkan transmite una filosofía de trabajo y desarrolla algunos conceptos teóricos que me son conocidos por cuanto también los he percibido en los grupos grandes que he tenido la suerte de conducir.

 

Os animo a leerlo. A disfrutar de los aspectos de la dinámica humana. Pero también a solidarizaros con el sufrimiento que ha vivido y ha soportado tanto el propio Vamik como el que ha visto en tantos y tantos lugares de nuestro planeta.

 

Creo que el trabajo de Volkan merece un gran reconocimiento.

 

Dr. Sunyer