45)TRAS LA APORTACIÓN DE LEWIN, ¿EXISTE ALGUNA OTRA TAMBIÉN RELEVANTE?

45) Tras la aportación de Lewin, ¿existe alguna otra  también relevante?

 

Si recuerdas ya te mencioné a Kurt Goldstein. De hecho es alguien del que sí se ha hablado en alguna ocasión, básicamente por la cercanía que tenía con Foulkes. De hecho, no recuerdo bien si fue al finalizar su carrera de Medicina o en los últimos momentos de la misma, Foulkes colaboró o trabajó en su laboratorio por un período de aproximadamente dos años. La aportación de Goldstein debemos resaltarla por lo que supuso al ampliar la visión del ser humano de Lewin. Considerar que todo lo que nos pasa como individuos está interconectado con nosotros mismos y con el entorno, supone salir de la visión centrada en un aspecto parcial del individuo y verlo como globalidad.

 

Kurt Goldstein (1878-1965), nació en Alemania y acabó el doctorado en Medicina por la Universidad de Breslaw en 1903, llegando a ser director del instituto Neurológico y profesor de neurología en la universidad de Frankfurt (Thetford, W.; Schucman, H., 1982:781). A raíz de la guerra mundial fue expulsado de alemana por los Nazis y, tras un período en Amsterdam, emigró a los EEUU. Según estos autores, fue un líder de la teoría holística u organísmica. Llegó a creer con creciente convicción que todos los aspectos de la vida, sean síntomas, estados enfermizos o cualquiera otra de las variadas formas de conducta que una persona puede manifestar, sólo pueden ser apreciados en términos de organismo, es siempre una unidad y cualquier cosa que pueda ocurrirle, tanto en significado tanto de orden fisiológico como de orden psicológico, aumenta en significado a partir del contexto de su totalidad. El organismo tiene partes diferenciadas, pero interrelacionadas, que en condiciones normales nunca están aisladas. Lo que ocurre en una parte, debe afectar también a todas las demás partes. (:781) Y añaden que en el marco organísmico de Goldstein, las interrelaciones de una persona con su sociedad, las similitudes y diferencias que existen entre ella y otros miembros de esa sociedad, e incluso sus relaciones más amplias con su cultura y con otras culturas deben ser tomadas en consideración (:782) En este sentido se comprende bien que la consideración de la enfermedad esté asociada a problemas en estas interrelaciones ya que Goldstein consideraba siempre la patología asociada a la soledad en un grado mayor o menor (…) los problemas del paciente surgen básicamente de la rotura de la relación mutua entre él y los otros, la base de toda existencia humana (:783). Estos planteamientos no parecen estar muy lejos de lo que posteriormente se denominará grupoanálisis.

 

Goldstein fue el creador de la teoría holística aplicada al ser humano y fue publicada en 1934 con el título de “El organismo, una aproximación holística de la biología”. Siguiendo a Cohn (1996), Goldstein presenta el sistema nervioso como un todo, no como un conglomerado de partes… Factores actuando a distancia siempre son complementarios de aquellos otros que actúan cerca… las dos partes actúan como la luz y la sombra, o como figura y fondo[1] (E. Foulkes, 1990:41, 44) (1998:292). Es decir, vincula las partes y el todo no primando a ninguna sobre la otra. En un resumen recogido por Cohn citando a Spiegelberg, (1972), nos muestra un Goldstein que bebe de Husserl en el sentido reduccionista recordándonos ideas como: Es importante relacionar todos los fenómenos de forma abierta, “deberíamos rechazar la tendencia a encasillar los fenómenos en teorías preconcebidas”, cada fenómeno “debe ser visto en relación al organismo y la situación en la que aparece”[2] (Spiegelberg, 1972:308) (1996:292).

 

Con todo, debemos escuchar a Pintos (2010) para hacernos una idea cabal de la importancia. Siguiendo su valiosísimo trabajo, sabemos que Goldstein tuvo que enfrentarse a dos viejos errores: errores en la comprensión teórica de los fenómenos y errores en la consiguiente psicoterapia. (Pintos[i], 2010:10). El primero de ellos guarda relación con pretender comprender la vida yendo desde lo “inferior” a lo “superior”, en partir de los fenómenos biológicos más “simples” para, desde ellos, avanzar hacia los más “complejos” , lo que lleva a los investigadores a considerar que el todo deriva de la suma de sus componentes y que las diversas partes del cerebro actuaban de forma separada entre sí, y concluyendo que “como un órgano en reposo en el que el estado de excitación no se producía más que después de un ‘estímulo’” (Goldstein, K., 1934:69; 1983:89, (citado por Pintos, 2010:10). En consecuencia, Goldstein opta por un camino inverso: [Primero] porque la vida mental no es una suma de operaciones neurofisiológicas aisladas definibles una a una. “Un órgano particular –dice– no es un sistema dotado de funciones particulares, [sino que] es únicamente una parte artificialmente extraída del todo del organismo y sobre la que estudiamos las operaciones del organismo” (1934:5; 1983:11). (Pintos, ibídem:10). Esto conlleva la idea central de su pensamiento: En el sistema nervioso normal –afirma– cada parte funciona relacionada con el conjunto o, por lo menos, con regiones más extensas. Las funciones de una región determinada están, por lo tanto, condicionadas también por las funciones de las otras regiones” (1950:11; 1934:348; 1983:435). (Ibidem:11).

 

Pero y en segundo lugar porque en la vida normal, el organismo nunca recibe estímulos aislados, ni su actividad se debe únicamente a que en él intervengan estímulos exteriores. (Pintos, ibídem:11). En palabras de Pintos, por decirlo de otro modo: el organismo no es una especie de máquina física que reacciona, perceptiva y motrizmente, como un autómata a los estímulos exteriores que puntualmente le llegan, como si fuesen estos los que en realidad provocan (decidiendo de un modo determinante) la actuación orgánica y sin que el organismo haga otra cosa más que “reaccionar”, pasivamente, a ellos con una respuesta refleja ya preparada de antemano y de cuya observación el científico extrae las leyes o regularidades del comportamiento (Ibídem:11).

 

La forma de entender al organismo (palabra que alude al individuo pero que la usa para subrayar su pertenencia a la biología) queda patente desde el momento en que si consideramos que el organismo es una estructura (Aufbau) en la que todos sus componentes operan en red y sólo son lo que cada uno es en función de su pertenencia a este entramado de correlaciones, entonces, lo “externo” y lo “interno”, el “cuerpo” y la “mente”, el “sujeto” y el “mundo entorno” o “situación vital”, la “percepción” y la “motricidad” –todos ellos correlativos inseparables–, son sólo construcciones cognoscitivas y analíticas para referirnos –de modo no muy apropiado y desde distintos ángulos–, a lo que es una unidad originaria e indestructible: la unidad (estructural) del organismo (Pintos, ibídem:12).

 

Por otro lado consideraba que había una tendencia muy extendida a considerar al ser humano siguiendo los patrones de las ciencias físicas. Ello representaba no atender a la totalidad del individuo sino de forma parcial, con los consiguientes errores de interpretación y valoración. En consecuencia se centra en comprender los síntomas de un paciente de un modo unificado puesto que considera que todo el cerebro, y el organismo todo, intervienen en cada operación parcial, aunque cada región lo haga a un distinto nivel. (Pintos: 13). Por lo tanto el objetivo de Goldstein es acceder al sentido interno del comportamiento del sujeto y tal y como es vivido por él o, dicho con otras palabras, se trata de penetrar en la nueva estructuración del organismo enfermo para acceder a esa nueva lógica –prelógica– por la que el sujeto está organizando –reorganizando– todo su comportamiento del modo en el que lo hace. (Ibídem: 14).

 

Siguiendo a Pintos, Goldstein demuestra que la secuela raramente es la pérdida de la función y que más bien lo que se produce es una desintegración o “desdiferenciación” –como él prefiere decir– de esa función que provocará en ella toda una serie de modificaciones. Quizás una de las más valiosas aportaciones goldsteineanas es la demostración de que esta desdiferenciación “invariablemente presenta las mismas características –afirma–, sea cual sea la región afectada, sea la médula espinal, el aparato subcortical o la corteza, e indiferentemente de si los reflejos, motilidad, lenguaje, pensamiento o sentimientos están afectados” (Goldstein, K., 1950:6). (Ibídem: 15). Creo que es importante rescatar una cita de Pintos:

 

“En toda función del organismo –dice–, la excitación en el sistema nervioso se distribuye de tal modo que el proceso en una región determinada difiere en forma e intensidad, según el estado o situación que prevalece en el resto del sistema nervioso. El proceso en la región circunscrita corresponde a lo que nosotros llamamos función, designada por el término figura; el proceso en el resto del sistema nervioso lo calificamos como fondo. En las funciones normales, los procesos de figura y fondo poseen una relación definida. Toda lesión en el sistema nervioso, especialmente en la corteza cerebral, altera esta relación. [Como consecuencia de ello,] la diferenciación perfectamente delimitada de figura y fondo se altera, originando un desnivel general o borrosidad de figura y fondo. Esto conduce, a veces, a tal extremo que la figura aparece como fondo y el fondo como figura”. (Goldstein, K., 1950:7).

 

En este sentido conviene aclarar bien las consecuencias de una alteración en la totalidad del ser ante una alteración ubicada en una región. Dice Pintos: Lo que provoca es una alteración de la estructura general de la conducta, tanto de la perceptiva como de la motriz. En efecto, el sujeto sufre una variación en la estructura de su mundo perceptivo; ya no se trata de que “vea” fisiológicamente de modo distinto al normal, al de antes, sino que “mira” o percibe el mundo (lo interpreta) de forma diferente (Pintos, ibíem:16). Esto nos permite entender que una alteración cualquiera afecta a la totalidad del ser, interpretando lo que le sucede y lo que ocurre a su alrededor de forma diferente a cómo lo interpretaba a partir de la unicidad del propio organismo. Lo que coloca a Goldstein en el seno de la Gestalt en tanto que comparte dos de sus principales supuestos: el primero es que percepción y movimiento corporal son dos formas de referirnos a la que es una y la misma cosa –lo que él entiende por organismo– y que, por tanto, percepción y comportamiento motriz no sólo están estrechamente unidos sino que se dan en dependencia mutua. El segundo supuesto es que todo el comportamiento (perceptivo-motriz) está permanentemente organizándose y reorganizándose conforme a un proceso de figura-fondo –proceso sin el cual no es posible interpretar lo que se percibe ni actuar como respuesta a esto que se percibe–.

 

Si Lewin abrió el puente entre lo individual y lo social, Goldstein da, a mi modo de ver, una vuelta de tuerca más: todo es uno. Desde lo más fisiológico a lo más social hay una continuidad, reciprocidad, unidad en último término que deja a nuestro Narciso muy tocado. En este sentido es evidente la influencia sobre Foulkes quien de forma clara señala que aprendió a apreciar el enfoque holístico del organismo humano y todas las consecuencias de esto de su maestro K. Goldstein, y a través de sus estudios con Adhémar Gelb se convenció de la sentencia de que el todo es anterior y más elemental que sus partes. (Foulkes, S.H., Anthony, E.J. 2007:21). Y de hecho buena parte de la filosofía que impregna la psicoterapia grupoanalítica se basa en esta idea de interdependencia, de totalidad entre los individuos y el grupo y contexto al que pertenece. Y más aún, considera, como ya veíamos que la enfermedad no es más que la expresión de la dificultad de relación o del aislamiento que sufre un sujeto dado. Por esta razón el énfasis se pone en los elementos de la comunicación.

 

[1] Traducción del autor.

[2] Traducción del autor.

 

[i]Pintos, Mª L. (2010). Kurt Goldstein: nuevas bases para una nueva neuropsiquiatría. Teoría y Práctica Gru- poanalítica. 1(0):9-30.