132)¿QUÉ ME PODRÍAS DECIR AL RESPECTO?

132) ¿Qué me podrías decir al respecto?

 

No dudo que es importantísimo poder pensar y reflexionar sobre la tarea. La seguiremos llamando supervisión porque es como habitualmente se le denomina, pero la connotación «súper» me parece poco grupal. Por esta razón prefiero denominarla de otra forma. Es muy necesaria. Sobre todo en los primeros años del desarrollo profesional. Posteriormente hay otras formas complementarias, que no substitutivas, de hacerlo. Por ejemplo, cuando uno sigue leyendo, sigue estudiando aquellas cuestiones relativas a los procesos psíquicos en el grupo o en el individuo, tiene la ocasión de enlazar lo que lee con lo que hace. De hecho, si bien no es una supervisión sí es un espacio de reflexión constante que te recomiendo.

 

La idea de revisar el trabajo psicoterapéutico como cualquier otro se basa en que llega un momento en el que no hay distancia entre lo que haces y tú mismo. Y si bien esto puede no ser excesivamente problemático con temas más alejados de la vida como puede ser el escribir un libro, cuando lo que tenemos entre manos son aspectos relacionales, interdependientes, a través de los que se ponen en juego y manejan cuestiones delicadas como una no utilización particular del otro o un tratar de verlo con mayor objetividad, la presencia de otras personas que puedan saber e incluso ver nuestro trabajo, es muy, pero que muy importante y necesaria. Esto no es novedoso. Habitualmente se le denomina supervisión, en una utilización que viene muy marcada por el peso de la cultura y desarrollo inglés en este terreno. De hecho, Kalai, S (2007) nos recuerda que estuve interesado en examinar la palabra «supervisión» en los cuatro idiomas que me son familiares. En inglés tiene la connotación de mirar desde arriba. En francés es la palabra controlar. En árabe se utiliza la palabra Irshad que significa «guiar hacia el conocimiento». En hebreo tiene el significado literal de «guía»; etimológicamente hablando la palabra tiene una raíz común con la palabra hebrea para «camino». Tiene el significado de tomar el mismo camino que otra persona, dirigiéndolo al tiempo que le permite ir como él quiere ir (:205)

 

Me parece muy interesante reflexionar sobre ello. En nuestro idioma la palabra supervisión no deja de indicar una visión desde arriba, o realizada desde una posición superior. En mi opinión y tratándose de lo grupal, la horizontabilidad es fundamental y por esta razón opto más por denominarla «reflexión de tarea» ya que es lo que se pretende: reflexionar en compañía de los profesionales que piden ese espacio, acerca de lo que acaece en el espacio de sus grupos o trabajos individuales. Sin embargo, habitualmente se utiliza la palabra supervisión y, para no añadir más confusiones, mantendremos esta terminología.

 

Gregurek, R (2007) nos recuerda que la supervisión psicoterapéutica comienza en 1920 cuando Max Eitington, un psicoanalista berlinés, propuso que los psicoterapeutas en formación debían conducir sesiones psicoanalíticas supervisadas (:167), aspecto éste que ya estaba diseñado por Freud a través de los encuentros de los miércoles por la noche en su casa y que, desde 1902 pueden considerarse como espacios de supervisión (Urlic, I., Brunori, L., 2007:163).  El espacio de supervisión no deja de ser parte del proceso formativo y parte también del proceso de formación continuada al que todo profesional debería poder dedicar parte de su vida profesional. Consiste en un espacio triple: por un lado contiene un aspecto puramente didáctico, pedagógico, en el que el supervisado va profundizando en los aspectos teóricos y técnicos de la psicoterapia grupal. Por otro, presenta una faceta personal en la que emergen los elementos personales que se activan en el trabajo asistencial y que deben poderse ir deslindando de aquellos otros que tienen que ver con la propia estructura del supervisado. Finalmente aparece una constante reproducción de lo supervisado en la relación que se establece entre supervisado y supervisor.  Kadis ya decía que se deben hacer todos los esfuerzos para garantizar una supervisión adecuada (…) la psicoterapia de grupo es una disciplina profesional con un cuerpo de procedimientos basado en la experiencia acumulada (…) la adecuada supervisión del personal que se encargará directamente del tratamiento es muy importante en cualquier programa de psicoterapia de grupo (Kadis1974: 47). Como ves, ya lo señalaba como importante dentro del programa formativo grupal, y subrayaba que Durante las supervisiones se pueden discutir tanto los casos que se están trabajando como los problema específicos (Kadis 1974: 47). Es decir que hay varias formas de realizar este aspecto del trabajo formativo.

 

Para Behr, H.L. (1995) la supervisión se encuentra entre la práctica de la terapia y el aprendizaje de la teoría (:4), ya que es una de los elementos complementarios que existe en todo proceso de aprendizaje en el terreno de las psicoterapias de orientación psicoanalítica. En realidad es un espacio de reflexión llevado a cabo por un grupo de profesionales en torno a las situaciones que se presentan a lo largo de un proceso de psicoterapia grupoanalítica. No obstante, es cierto que en unos casos es el conductor quien se convierte en figura central, si bien creo que eso se da más en abordajes más cercanos al psicoanálisis y menos en el terreno grupoanalítico. Y posiblemente dentro del campo de la supervisión encontraríamos las mismas tendencias que se dan en el campo de la psicoterapia de grupo.

 

Mittwoch, A. (1995) citando a Cohen (1991), nos señala algo que fácilmente podemos subscribir: la supervisión es un aspecto inmensamente estimulante y excitante de nuestro trabajo como grupoanalistas, independientemente que se sea supervisor o supervisado (:51). Y es que es absolutamente cierto. De hecho, y lo mismo sucede cuando uno desarrolla tareas formativas, uno aprende mucho a través de la conducción de grupos de reflexión de tarea ya que entre otras cosas, tiene la oportunidad de asistir a una infinidad de situaciones a las que no podría acceder si no fuese por estar en estos espacios. En ellos, los miembros del grupo aportan sus experiencias profesionales que, de forma inevitable tal y como ya mostrara Balin (¿lo recuerdas, Lola?), activan aspectos personales.

 

Estos espacios se ubican no sólo en el ámbito formativo sino también en el clínico, que es donde creo tienen mayor incidencia, sobre todo en la asistencia psicológico psiquiátrica. Por lo general están sujetos a las mismas circunstancias que los grupos que en estos lugares se dan; esto es, los problemas de tiempo asistencial relegan los espacios de supervisión a una frecuencia mensual, ocasionalmente quincenal cuando a mi entender y por la experiencia en este terreno, creo que debieran ser semanales. Y se diferencian de los espacios que se dan en el contexto formativo en que acuden todo tipo de profesionales, normalmente interesados en la conducción de grupos si bien con niveles formativos muy variados e incluso procedentes de paradigmas muy distintos a los del supervisor. Eso da una riqueza importante porque los equipos suelen ser multidisciplinares y las aportaciones que se realizan desde otras perspectivas nos ayudan a seguir pensando más aún sobre la tarea que realizamos y nuestros planteamientos teóricos.

 

Parte del proceso de la Función Teorizante consiste en poder adquirir distancia respecto a lo que se realiza para facilitar los procesos de mentalización de nuestra actividad asistencial, sea individual como grupal.